Y llegó el día tan esperado, el día de nuestra excursión, que esta vez sería a la playa!!!! Fuimos muy contentos en el bus y teníamos mucha prisa por llegar. Una vez allí tomamos nuestro tentempié de media mañana, siempre respetando las medidas de seguridad, de 5 en 5 y con separación. Una vez terminado, pequeño paseo que nos llevó al lugar de la playa elegido para jugar. Nos descalzamos y disfrutamos un montón, recogieron conchas, encontraron animalitos marinos secos, hicieron construciones, se enterraron con arena las piernas, inventaron juegos, intentaron hacer fuego como los hombres primitivos, corrieron, saltaron..... fue una explosión de libertad, de disfrutar al aire libre, de necesidad de estar en un espacio que permitiese dejar a un lado toda la presión acumulada este último año con tanta norma y tanto miedo....¡Cómo disfrutaron!
Comimos en un pinar precioso con mesas de piedra, al terminar, reposamos un poco a la sombra y como al lado había dos parques preciosos, jugaron otro ratito porque no querían ir para el cole sin volver a jugar en la playa y recolectar algún tesoro más que llevarían de recuerdo a sus casas.
En el bus, ya de vuelta, muchos se quedaron dormidos, otros aún tenían las pilas cargadas y no paraban de hablar y contarse cosas.
Fue un día agotador pero disfrutado al máximo.
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